Parece que los diseñadores de interiores se toman el reciclaje demasiado en serio, cosa que nos alegra. El restaurant Ginger de la ciudad de Buenos Aires, Argentina, tiene un techo hecho con botellas de vino para lograr una acústica magnífica. Este techo artificial cuenta con 5.000 botellas y se haya bajo otro techo, sosteniendo las botellas gracias a una malla metálica.
La curvatura de las botellas ayuda a romper las ondas del sonido para lograr un acústica exquisita, como ya hemos dicho. También hay botellas en las paredes,con colores que van desde el verde hasta el ámbar, una bella combinación sin dudas.