Huella ecológica, cada vez más grande
La huella ecológica es una medida de la demanda humana sobre los ecosistemas de la Tierra. En ella se compara la demanda humana con la capacidad ecológica del planeta Tierra para regenerarse. Representa la cantidad de tierra biológicamente productiva y el área de mar necesarios para regenerar los recursos humanos que una población consume. Usando esta evaluación, es posible estimar la cantidad de la Tierra (o el número de planetas Tierra) que se necesitarían para ayudar a la humanidad si todo el mundo viviera un estilo de vida determinado.
Para 2006, el total de la huella ecológica de la humanidad se estimó en 1,4 planetas Tierra, en otras palabras, la humanidad utiliza los servicios ecológicos 1,4 veces más rápido de lo que la Tierra los puede renovar. Cada año, este número se calcula de nuevo.
Mientras que la huella ecológica a largo plazo es ampliamente utilizada, los métodos de medición pueden variar. Sin embargo, normas de cálculo están surgiendo ahora para que los resultados sean más comparables y compatibles.
Características de la huella ecológica
La primera publicación académica sobre la huella ecológica fue por William Rees, en 1992. El concepto de huella ecológica y el método de cálculo fue desarrollado como la tesis doctoral de Mathis Wackernagel, bajo la supervisión de Rees de la Universidad British Columbia en Vancouver, Canadá de 1990 a 1994.
En un principio, Wackernagel y Rees la llamaron “apropiada capacidad de carga”. Para hacer la idea más accesible a la gente, a Rees se le ocurrió el término “huella ecológica”, inspirado por un técnico en computación que elogió su nuevo equipo y le llamo así.
A principios de 1996, Wackernagel y Rees publicaron el libro “Nuestra Huella Ecológica”.