¿Hace falta decirlo? Probablemente no, pero nunca viene mal recordar lo que sucede allí fuera. Cada vez se habla más sobre el cambio climático y parece que los esfuerzos de la ecología y de mucha gente no son suficiente para frenarlo, al menos no actualmente ya que solo un porcentaje pequeño de la población se interesa por el tema. Los niveles de CO2, es decir dióxido de carbono, no solamente están creciendo, sino que lo están haciendo a una gran velocidad: entre 2012 y 2013, el incremento en los niveles de CO2 fue el más rápido registrado en las 3 últimas décadas. A este paso, es posible que en pocos años se llegue a niveles peligrosos, y muchos países podrían verse afectados.
Los científicos dicen que 350ppm es el límite absoluto de un nivel de CO2 tolerable, y «tolerable» no quiere decir precisamente «bueno», sino todo lo contrario. Si los niveles siguen creciendo a este ritmo se estima que en aproximadamente 2 años llegaremos a los 400ppm. Una razón importante detrás de este incremento en los niveles de CO2 es la acidificación de los océanos, que está creciendo a un ritmo jamás visto en toda la historia.
Los océanos son capaces de absorber una gran parte del carbono que producimos, haciendo que el planeta se vuelva un mejor lugar para vivir, pero a medida que su acidificación aumenta comienzan a perder esta capacidad de absorción, lo cual quiere decir que las cosas se pondrán mucho peores en comparación a la situación actual. Si no se logra reducir los niveles de CO2 expulsados a la atmósfera y a la vez los océanos no logran recuperar su capacidad de absorberlo, las cosas se pondrán bastante feas para la gran mayoría de los seres vivos, y eso incluyen al ser humano.